Esta obra se puede entender como una crítica a la globalización que vivimos y que en algunos casos lleva a un desarrollo mal interpretado y mal impulsado, que hace que una sociedad pierda su idiosincrasia.
David Zábranský nos sumerge en una narración particularmente dura, mostrándonos los efectos sociales de esa mal entendida, y mal aplicada, globalización mundial. El argumento cobra vida a través de Bertrand Štern, un exitoso joven en el plano profesional, pero con un enorme vacío en el sentimental que le incapacita para amar o, simplemente, para mantener relaciones firmes y duraderas, especialmente con las mujeres. Una intrincada red de vínculos interpersonales nos permite conocer la complicada existencia vital de Štern.