La edad de la duda (Comisario Montalbano 18)

La edad de la duda (Comisario Montalbano 18)

Montalbano - Libro 18

Andrea Camilleri

18,00 €

IVA incluido

Disponible en 4-5 días

La edad de la duda (Comisario Montalbano 18)

Montalbano - Libro 18

ISBN 978-84-9838-459-8
Páginas 224
Año 2013
Editorial Salamandra
Sección Narrativa Europea

En palabras del propio autor, en esta entrega no solo nos adentraremos en la aventura más «marina» del famoso comisario siciliano, sino que por primera vez trabajará codo a codo con una mujer policía...

¡Y qué mujer!

Con las primeras luces del alba, el comisario Salvo Montalbano se despierta sobresaltado por una pesadilla angustiosa. En ella, la capilla ardiente de su propio funeral se instala en su despacho y todos sus compañeros de trabajo le dan las condolencias por su reciente fallecimiento. Y lo peor es que Livia le comunica que no tiene intención de asistir al entierro, pues aunque lo ha...

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amado tanto en vida, no puede «desaprovechar esa oportunidad». Pero las zozobras íntimas del comisario quedan en segundo plano cuando la llegada al puerto de Vigàta de un misterioso velero de lujo coincide con el hallazgo de un cadáver con el rostro desfigurado. Montalbano se pone manos a la obra y pronto se verá inmerso en una investigación de muy hondo calado, en la que el tráfico de diamantes africanos desempeña un papel fundamental.

Esta será la primera vez que el famoso comisario trabajará con una mujer. La joven teniente Laura Belladonna es de una simpatía irresistible y una belleza magnética. Igual que Petrarca, para Montalbano Laura es el «dulce error», el deseo nunca consumado, aunque sí correspondido, que lo situará frente a frente con su conciencia.

La proverbial lucidez de Salvo no le bastará esta vez para librarse de algunos de los fantasmas que lo atenazan, por lo que deberá acudir en busca de consuelo a la trattoria de Enzo, quizá con más frecuencia de la habitual.

Reseña:
«Camilleri ha despojado a su héroe de la pesada coraza, lo ha desarmado a traición. Y en ese estado extremadamente vulnerable, melancólicamente solo, el comisario de Vigàta sólo puede provocar, al acabar la novela, la conmoción del lector.»
La Repubblica


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