trata de un aguafiestas discreto, educado, solvente. Su voz no es ni chirriante ni agresiva. Simplemente se dedica a preguntar cómo nos va en ese trajín que llamamos vida. Y unos cuantos personajes nos lo cuentan bien, mal, podría ser peor, qué quiere que te diga. Érase una vez la vida. Hay un narrador que oye y narra. Deja que los sueños y los fracasos tomen la palabra. Una galería de personajes que suben a la pasarela y sin poses de figurín muestran el debe y el haber. Vidas ordinarias, no extraordinarias. La narración muestra de cada día dánosla hoy y perdona nuestras deudas e hipotecas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores. Sueños, trabajos y deudas, la materia prima con la que construimos loa ficción del cada fin de mes.

Y a quien dios se la dé san pedro se la bendiga.

Críticas:
«Materia prima nos confronta con las exigencias por la supervivencia, esto es por aspirar a una vida digna, en un mundo cada vez más deshumanizado. Una aspiración básica, simple en apariencia, que sin embargo, día a día, adquiere tintes cada vez más épicos.»
Blog Lamentos de un marino varado en tierras de secano

«-Sí, claro que me ha gustado. ¿Cómo no me iba a gustar? Además Serés escribe de maravilla. Se me hace raro encontrar un escritor al que le importan tan poco las florituras artisticosintáticas. Serés parece haber reducido el lenguaje al nivel del tema tratado, depurándolo hasta convertirlo en un diálogo que cualquiera de nosotros mantenemos con nuestros vecinos o amigos. Le importa la gente y se nota que lo único que le interesa es llegar cuanto antes al objetivo del libro. / -La materia prima. / -Sí. La materia prima.»
Blog La medicina de Tongoy