Comienza recorriendo las debilidades del pensamiento emancipatorio vinculado al movimiento socialista de Europa occidental, partiendo del análisis de lo que fueron algunas de las aportaciones más destacables a su estrategia (Gramsci, Benjamin, Weil, Pasolini, Sacristán) para llegar a la gran crisis del movimiento, a la contrarrevolución conservadora que lo fragmentó y jibarizó en las postrimerías del siglo XX y abrió una etapa histórica de barbarie social en la que la repugnancia por la política «de Palacio», reflejo de la enajenación de la política misma, va de la mano de la búsqueda de nuevos medios y voluntades que organicen la resistencia a la barbarización social. En una segunda parte, Juan-Ramón Capella desarrolla sus propias construcciones, haciendo un balance de la época en que era posible concebir esperanzas revolucionarias, para pasar a una disección de la cultura contemporánea más inmediata, cerrando la obra con un esbozo de otro tiempo posible: el «Tiempo de resitencia».