Un solete
Lunes 02 de Septiembre
«Hablaba con tal premeditación y exactitud que sus frases se cernían sobre nosotras como un alto techo abovedado o avanzaban rodando por la mesa como adornos esculpidos en piedra. Su voz era una catedral gigantesca, de gran riqueza e intensidad».
Libro de relatos. Por ahora el único escrito por Stephanie Vaughn, escritora estadounidense que retrata en sus cuentos el periplo de su familia por diversos países y bases militares donde su padre trabajaba. Publicado por Sajalin en una cuidada y preciosa edición y traducida primorosamente por Ana Crespo. Historias sencillas, cotidianas dentro de lo estrambótico de las situaciones surgidas en campamentos militares. Todas narradas con una prosa limpia y hermosa. Cada retrato, las descripciones climáticas son un canto al lenguaje y al paisaje.
Y, sobre todo, esa voz única. La voz de la narradora, pero también esa voz que continuamente cita en el texto y que es su guía. «Su voz fue lo primero que me atrajo de él, intensa y prodigiosa como madera de roble convertida en sonido; una voz fuerte y resistente, una voz capaz de ofrecer refugio» (p. 79).
Cada detalle del lenguaje. Las frases descriptivas. Todo ello nos sumerge en un tono inconfundible, de una solidez abrumadora y un encanto entrañable. Una infancia ajena, con códigos extraños y vacíos y espacios abismales que se pueblan y rememoran en un lenguaje sugerente y emotivo.
Un gran libro de cuentos.
Eduardo Irujo