Prólogo de «Lo que Engels no podía saber»
Miércoles 13 de Noviembre
Llegamos a Literal 2017 con la confianza del primerizo: no sabe a lo que va, solo se lo han contado. Sabe que errará pero sigue el surco. Llegamos a Literal 12 minutos tarde. Con una llamada de Simón (editor de Tigre de Paper y subcomandante de la feria). Y con cuatro mensajes de Fermin Muguruza en el móvil. Fermin no necesita presentación, aunque hay que añadir que al cuarto libro que hemos publicado le ha escrito un prólogo, trasladando a los Pirineos un texto sobre urbanismo y bandas de Nueva Orleans.
Todo lo que nos sorprendio en el Ateneu L'Harmonia de Sant Andreu fue para bien. Las editoriales de la feria son las que nutren gran parte de nuestras mesas de novedades y de recomendados. Las librerías de la ciudad son las que solemos seguir en el mundo digital para enterarnos de las coyunturas de Barcelona. La comida, a cargo de la XaRec (Xarxa de Restauració i Cultura Cooperativa) con sabor, coherencia y precios populares. Las presentaciones y charlas dignas de la mejor academia. Los conciertos con mimo, calidez y swing. Era una fábrica libre de turistas y llena de vecinxs.
Literal nos pareció – terminemos con un tópico – uno de esos lugares que harán que el mundo sea mejor porque nos lo traen a casa. Un lugar donde se huele el espíritu cooperativo que intenta alimentarse de décadas anteriores de los movimientos sociales. Un lugar – por qué no reivindicarlo – en contra de «la escuela absurda y aburrida» como cantó Eugène Pottier. Literal el mejor expositor, el más completo, de la edición política en el Estado, y con apoyo de todxs crecerá más y más.
Nosotrxs mudamos de piel como los reptiles, así cantó Anari el domingo. Fuimos de un modo. Volvimos de otro. Saqueamos a preguntas sobre el mundo de la edición a unos cuantos amigos. Y recibimos que sí, que hay una voluntad de que muchxs podamos habitar, incluso saturar la edición radical. Que con el balón podemos jugar muchxs.
Gràcies Literal. Gràcies radicals.
Katakrak Liburuak