Hay poetas que viven a la intemperie porque saben que no existe otro modo de vivir si quieren que, esa nube que les persigue a todas partes, les llueva la palabra sombra, la palabra noche, la palabra tiempo. Después, cuando llegue el insomnio escurrirán la bruma, licuarán el dolor y emprenderán su camino, siepre el mismo: el camino hacia el lobo.