En días idénticos a nubes

En días idénticos a nubes

Ana Pérez Cañamares

10,40 €

IVA incluido

No disponible

En días idénticos a nubes

ISBN 9788492528240
Páginas 128
Año 2009
Editorial Baile Del Sol
Sección Narrativa Española

EL SOL DE NOCHE Ella es de esa gente que fuma en las cuestas, que se bebe un litro de coca-cola de un trago, que sonríe cuando la expulsan de clase y se tira vestida a la piscina, ella es la amiga-vendaval, ésa que te arrastra y te asusta, que adoras y temes, que te dice ven y sabes que algo va a pasar. —Ven —me dice. Y voy, esta vez a la fiesta que hace Pablo, porque sus padres se han ido, y cuando llegamos todos nos saludan y nos ofrecen porros y la música sube de volumen, y ella grita y salta, y dice «esto es guay, qué de puta madre», y tira de mi brazo y lo sacude al ritmo del chunda chunda, y me hace sentir que bailo bien, pero luego...

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me suelta y el ritmo se me escapa y cuando me vuelvo a buscarla no está, pregunto por ella y está en el baño, preparando una sangría en un barreño, remueve con el brazo el vino, la fruta, el hielo que los demás van echando y luego saca la mano y me mete los dedos en la boca, «pruébala, qué le falta», y yo no encuentro que nada le falte, más bien diría que se ha pasado con el vino, pero no me atrevo a decírselo, porque ella ya está sorbiendo asomada al borde del barreño. Luego, a la hora de «qué mala estoy, todo me da vueltas», soy yo quien la sostengo en medio de la calle, y sus vómitos me huelen siempre a lo mismo, como si no comiera otra cosa que hígado empanado y coliflor, se lo digo y se ríe, y luego sigue vomitando, y quisiera taparla de las miradas de ese señor que no nos quita ojo, pero mi cuerpo no da para tanto y ella dice «joder, siempre igual», y siento que está cansada, pero la animo a seguir caminando, casi cargo con ella, entre las dos no juntamos para el taxi y el metro la marearía más, así que caminamos y caminamos por la ciudad de noche, bajo la luz de las farolas y de una luna tan brillante que parece una bombilla desnuda, y entonces recuerdo que la luna no tiene luz propia, que el sol le presta su reflejo, y qué, me encojo de hombros, ahora es el momento de la luna, brillará toda la noche hasta que el sol salga de nuevo, pero eso no será hasta mañana.


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