Eso no estaba en mi libro de Historia de la Química

Eso no estaba en mi libro de Historia de la Química

Alejandro Navarro Yañez

17,00 €

IVA incluido

Disponible

Eso no estaba en mi libro de Historia de la Química

ISBN 978-84-17547-04-2
Páginas 240
Año 2019
Editorial Guadalmazán
Sección Ciencia

¿Quiénes fueron los pioneros en las guerras químicas? ¿Cuáles han sido los engaños más increíbles que se han perpetrado con la química como instrumento? ¿Conoces la receta para fabricar oro? ¿Y el origen de las conservas? ¿Cuál es el poder de las «balas mágicas»? ¿Cómo ha afectado la química a la producción de alimentos? ¿Por qué se usa el acero de los pecios de la Primera Guerra Mundial para fabricar contadores Geiger? El Arsénico y el polonio son asesinos despiadados; pero no solo para el mal se ha usado la química: vitaminas, vacunas, medicamentos, mejoras en los cultivos… han ayudado a la humanidad durante toda su historia.
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Alejandro Navarro nos trae una obra fascinante y divertida, cargada de curiosidades e historias con mucha química. Comprobaremos cómo a lo largo de la historia hemos utilizado esta ciencia para el bien y para el mal; para hacer la guerra, enriquecernos a costa del prójimo —borrándolo del mapa cuando ha sido preciso—; pero también para sanar y alimentar una población siempre creciente, para un sinfín de utilidades que hacen nuestra vida más segura y agradable. Por sus páginas recorreremos estas crónicas de la mano de célebres químicos, pero también de gobernantes, militares o de embaucadores de toda índole, todos ellos han protagonizado una de las mayores aventuras en la que nos hemos embarcado, la fabulosa historia de la química

«Todos los que hemos estudiado química un poco en serio recordamos la presencia en los laboratorios de algún compañero friki, de esos que gustan bombardear el campo de fútbol con pequeños proyectiles fabricados con crisoles y mechas de magnesio; pero para friki nadie mejor que el bueno de David Charles Hahn —alias profesor Hahn—, un chaval de Detroit que al final de la Guerra Fría saltó a la fama ¡por haber intentado poner en marcha un reactor nuclear en el jardín de su casa! —como el joven Sheldon Cooper de la serie de televisión—, y no lo logró por los pelos, aunque puso en jaque al mismísimo FBI».


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