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Su hijo, una persona competente
Hacia los nuevos valores básicos de la familia
ISBN | 978-84-254-2269-0 |
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Páginas | 216 |
Año | 2011 |
Editorial | Herder |
Sección | Maternidad / Crianza |
Ya desde su nacimiento, los niños son personas competentes, perfectamente capaces de expresar sus sentimientos y necesidades, y muy dispuestas a cooperar. Éste es el reconocimiento revelador que el terapeuta danés Jesper Jull presenta en esta relevante obra. Son por ende los padres los que deben trabajar para escuchar los mensajes explícitos e implícitos que les trasmiten sus hijos, tomarlos en serio y aprender de ellos.
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En base a este supuseto, Juul expone que las familias de hoy en día se encuentran en un punto crucial, en el que los valores destructivos que caracterizaban la convivencia en las familias tradicionales y jerárquicas -tales como la obediencia, la violencia física y emocional, y la conformidad- pueden y deben ser transformados. En la raíz de muchos conflictos cotidianos se halla la incapacidad de los padres de convertir su amor por los hijos en un comportamiento que exprese realmente este amor y de transformar sus buenas intenciones en una interacción fructífera.
El autor propone un conjunto de nuevos valores que se fundamentan en el entendimiento de los padres, que en lugar de apoyarse en el uso de la fuerza autoritaria o la tiranía democrática pueden optar por fomentar un clima de igual dignidad y reciprocidad en el trato entre ellos y sus hijos. Reconociendo su competencia, respetando sus auténticas necesidades y ayudándoles a desarrollar su autoestima, además de fometnar su propio crecimiento personal, podrán crear y vivir un nuevo paradigma familiar que permita una convivencia armónica y vital en mutuo entendimiento y respeto.
La obra, que en Dinamarca ha sido un bestseller y que se ha traducido a diez idiomas, ha recibido muy buenas críticas también por parte de la prensa:
«Su hijo, una persona competente es un libro sobre niños sabio y liberador. Deberían ampliarlo a las dimensiones de un cartel y colgarlo en todas las esquinas. El mensaje es sencillo: los niños son únicos y deberían ser tratados con el mismo respeto y tacto con el que tratamos a adultos que amamos...»