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Un raro e inédito epistolario
(1963-1973)
Camilo José Cela, Antonio Perez Gomez
«Los hados me regalaron el favor de su ejemplo y de su amistoso y aleccionador trato», escribió en 2001 Camilo José Cela a propósito de Antonio Pérez Gómez. ¿Cómo se entabla una relación fraternal entre un abogado y bibliófilo y una gloria de las Letras y Premio Nobel de Literatura? Para conocer la respuesta, nada mejor que adentrarse en este epistolario de setenta cartas cruzadas entre Antonio Pérez Gómez, natural de Cieza, y Camilo José Cela, entonces afincado en Palma de Mallorca, a lo largo de diez años (1963-1973). Algunos datos pueden servir de pista para desvelar el misterio. Sabemos, por ejemplo, que Antonio Pérez Gómez fue un...
editor privado –los versos de San Juan de la Cruz «... la fonte que mana y corre...» constituían su sello editorial– que dio a conocer en ediciones facsimilares un centenar de libros raros, únicos o inaccesibles de poesía de los siglos XVI y XVII o de incunables castellanos, en colecciones como «El ayre de la almena». Fue también miembro de la Hispanic Society of America y Presidente de la Real Academia de Alfonso X el Sabio de Murcia; no es anecdótico añadir que tenía cuenta abierta en la prestigiosa librería/editorial Gallimard de París. A su muerte en 1976 fue publicado un libro homenaje que contó, entre otras, con las colaboraciones de Camilo José Cela, Gerardo Diego, Dámaso Alonso, Rafael Lapesa o José Manuel Blecua. La común pasión por los libros explica, desde luego, la empatía entre Antonio Pérez Gómez y el autor de La colmena. Pero las claves de la amistad las descifra, con más de un centenar de notas a pie de página, Juan Antonio López Delgado, artífice también del prólogo de este libro.
La correspondencia entre un abogado, editor y bibliófilo y Camilo José Cela, el escritor que alcanzaría el Premio Nobel y su amistad a través de su común pasión por los libros.
Camilo José Cela (1916-2002). Novelista, ensayista, poeta, periodista, guionista. Nació en Iria Flavia y aunque nunca perdió sus raíces gallegas, vivió y practicó la literatura en no pocos géneros desde todos los rincones de España, particularmente Madrid y Palma de Mallorca. Hombre de «inclinaciones sencillas y hábitos sentimentales», como él mismo gustaba definirse, Cela fue distinguido con todos los premios y galardones posibles: entre tantos, el Premio Nobel de Literatura (1989), el Premio Cervantes (1995) o el Premio Príncipe de Asturias de las Letras (1987). En el canon de la literatura nacional figuran, desde luego, sus novelas La familia de Pascual Duarte o La colmena, el libro de viajes Viaje a la Alcarria, sus autobiografías La rosa y Memorias, entendimientos y voluntades o el monumental Diccionario secreto. Fundó y dirigió una revista clave, Papeles de Son Armadans, que fue la que propició el contacto con Antonio Pérez Gómez.
Antonio Pérez Gómez (1902-1976). Abogado, editor y bibliófilo. Desde su casa natal en el pueblo de Cieza (Murcia), compartió el ejercicio de su profesión con la pasión por los libros. Fue Académico Correspondiente de las Reales Academias Española y de la Historia, miembro de la Hispanic Society of America y presidente de la Academia de Alfonso X el Sabio. A lo largo de 40 años desplegó una ingente actividad privada como editor de obras raras, únicas y curiosas en colecciones diversas (Libros de poesía de los siglos xvi y xvii, Incunables poéticos castellanos o El aire de la almena). Son muy recordados también los pliegos de Literatura Murciana de Cordel que creó para la revista Monteagudo y que rescataron durante 20 años romances, villancicos y adivinanzas del cancionero popular. Autor de la biografía de su paisano Juan de la Cierva (1965), muchos de los artículos que publicó en revistas diversas fueron recopilados tras su muerte en el libro Murcia en los viajes por España (1984).
Juan Antonio López Delgado es Académico correspondiente de la Reales Academias de la Historia y de Alfonso X el Sabio y autor de varias monografías sobre el pintor Eduardo Rosales o sobre temas y figuras de la Historia y de la Literatura. Con las glosas que contextualizan e iluminan este epistolario, Juan Antonio López Delgado revela ser asimismo un apasionado bibliófilo.