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«Mediterráneo negro» en KAOS EN LA RED

Descentralizar la mirada sobre el Mediterráneo (I)

Publicado el 19 de octubre de 2023 / Por Iñaki Urdanibia

«Escribir hoy sobre la emigración es cumplir el mismo deber que en su momento era escribir sobre los campos de concentración en la época nazi…los inmigrantes son los esclavos modernos y mano de obra casi gratis. Con ellos se comete un genocidio».

Andrés Sorel, Voces del Estrecho

El mar Mediterráneo que los romanos denominaban mare nostrum, propiedad de ellos, se ha prestado a los cantos de su azul (como en la canción de Rino Gaetano que abre el libro que he leído), de sus aguas mansas y demás maravillas propias de la publicidad del selecto club que lleva su nombre, Club Mediterrannée. En los últimos tiempos las pantallas ponen el foco en el que se ha convertido en un gran cementerio marino, nada que ver con el poetizado por el escritor de Sète, Paul Valéry. Mar-frontera, y fortaleza del Viejo Continente, que limita Europa, África y Asia. Más allá no obstante, de las cuestiones de índole geográfica, en él se concentran una serie de factores, muchas veces olvidados, o silenciados.

Katakrak Liburuak, ha publicado una obra de The Mediterranean Collective, con el título de «Mediterráneo negro. Cuerpos, fronteras y ciudadanía». En el libro se reúnen, agrupados en diferentes secciones, que responden a los términos enunciados en el título, nueve ensayos, que van precedidos de una Nota de la Editorial, un Prólogo de Cristina Lombardi-Diop, y una Introducción firmada por el colectivo, de cuyos componentes, activistas y profesionales de la academia, se da cuenta (geógrafos, teóricos de la política, sociólogos y especialistas en estudios culturales…Gabriele Proglio, Camilla Hawthorne, Ida Danewid, P. Khalil Saucier, Giuseppe Grimaldi, Angelica Pesarini, Timothy Raeymaekers, Giulia Grechi y Vivian Gerrand). No son, desde luego las nombradas, páginas de relleno, ninguna lo es en el volumen, sino que sitúan el propósito del colectivo, y, en consecuencia, del objetivo de la obra. Los tres ejes sobre los que pivotan los trabajos presentados, los nombrados en el título, parte del hecho de que el proceso de acumulación capitalista se plasma en la producción racializada de fronteras, cuerpos y ciudadanía.

Ya desde el inicio de la navegación se presentan algunos ejemplos de algunos mitos que son presentados por algunos señores: el inefable Josep Borrell, que cada vez que abre su boquita organiza un desaguisado, enfrentado el jardín con la selva; está claro a qué geografía eurocéntrica corresponde cada una de las partes. En lo que hace al veterano editor que es señalado, la defensa de la identidad, en peligro, le empuja al desbarre del que hable en esta misma red (Echa el freno Jose Mari); leo a Édouard Glissant et Patrick Chamoiseau:«la noción de identidad ha servido durante mucho tiempo de muralla: contabilizar lo que nos corresponde, distinguirlo de lo que tiene el otro, que se erige entonces en amenaza ilegible, huella de barbarie». Más adelante no faltan algunas menciones a algún experto historiador y reconocida autoridad acerca de tales lares, Ferdinand Braudel, que pasa por alto, o nombra de pasada, la presencia de la esclavitud en las aguas del mar del que hablando, como si fuesen cosa de tiempos remotos, obviaba que tal sometimiento ha sido una constante, que todavía perdura. Las aguas mediterráneas han sido escenario de historias de sometimiento, trabajo forzado y violencia, mas también de resistencias, fugas y emancipaciones.

En la actualidad, dicho mar es objeto de disputas entre diferentes ópticas que van desde los populismos racistas de derechas, a las más dulces, de la socialdemocracia que propone el cierre de fronteras, para preservar los bienes locales del bienestar para los nativos de por acá. Frente a tales posturas, The Mediterranean Collective va más allá persiguiendo la abolición de fronteras, a la vez que se enfrenta a las instituciones que sirven al capitalismo racial, y sus políticas de inclusión / exclusión diferenciadoras, que mantienen bajo control los costes salariales y el conflicto social. Políticas que se balancean entre el provecho que se puede extraer de los inmigrantes y las ideas xenófobas que se pueden difundir, en aplicación del divide y vencerás, y las falacias que le acompañan siempre en beneficio de quienes pertenecen al grupo de los Unos que dice Christine Delphy. La mirada propuesta por el colectivo reside en detectar las posibles conexiones entre los pobres de quienes viven en el Continente y quienes llegan a él, con el propósito de crear posibles alianzas, comunidades de lucha, deseo y apoyo mutuo. De todo esto se habla en la obra, cuya expresión Mediterráneo negro, no es ninguna frivolidad académica sino un concepto operativo que promueve los esfuerzos corales con el fin de avanzar por la senda en líneas anteriores señaladas.

No trataré de resumir, tarea ímproba, el contenido de todos los ensayos del libro, sino que trataré de poner el acento en los aspectos más destacados de las propuestas presentadas en sus páginas. Es obvio, obviamente no para todos ya que algunos consideran a los inmigrantes como peligrosos invasores, que «las personas migrantes no son invasoras malignas ni víctimas indefensas, son protagonistas de formas de resistencia y nuevos conflictos con los poderes coloniales, nacionales, patriarcales y blancos», y así en la obra, se ofrece, desde diferentes enfoques, una denuncia abierta del racismo y la explotación que se dieron en el continente negro en tiempos coloniales, y que hoy perviven bajo diferentes máscaras.

Las intervenciones derivan, no a la deriva, por la noción de Mediterráneo que suele usarse de manera unitaria y excluyente para con los del Sur; se subraya cómo algunos artistas deconstruyen tal visión escorada. Se pone el punto de mira igualmente en el control de los cuerpos negros y el formateo, o el intento de, de sus subjetividades, por medio de diferentes técnicas de control. No faltan tampoco las alusiones a la piel dura que se extiende ante los desastre, las muertes por ahogamiento u otros, provocados por las migraciones forzosas, dándose una constante, que siempre está presente en los casos de unos que se aprovechan de otros de manera desalmada, despojarles de su humanidad, son unos salvajes, unos animales, cuando no unos parásitos (como se daba en los lager con respecto a a los judíos, gitanos y otros). La cosa viene de lejos, y me viene a la mente aquellos consejos del ilustrado Kant, en Observaciones sobre lo bello y lo sublime, de que a los negros para que no armasen alboroto, el único camino era el palo; cito de memoria obviamente. Sobre Italia, la última parte del libro, la tercera, se da pormenorizada cuenta en los que hace a las disposiciones sobre la ciudadanía, y las distinciones entre ius sanguinis y ius soli, si bien, por lo general, los ensayos ponen especial énfasis en el caso italiano.

En las páginas se van desplegando las críticas sobre las fronteras, la migración las razas, el poscolonialismo y la anti-negritud. Se muestra el dominio de los sujetos, por medio de los sistemas de control. De confinamiento, de desplazamientos forzosos y otras medidas y sus nefastas consecuencias que se pueden observar en diversas disfunciones mentales, con especial atención a los análisis y diagnósticos de Franz Fanon, y también algunas pinceladas al respecto de Paul Ricoeur o Giorgio Agamben. Los diversos ensayos enfatizan en las formas de afirmación y resistencia de la vida negra, mostrando situaciones de doble conciencia, plasmada en el caso italiano y las situaciones de integración exclusión de la población negra. No escasean las lúcidas aclaraciones acerca del término de “raza” y su aplicación discriminatoria y jerarquizadora (¿hay otro uso del término?); y la palabra comodín, que sirve para un cosido y un zurcido, del supuesto carácter híbrido (meticciato)…más con el dominio en su definición y aplicación con un llamativo y constante escore; el acento es puesto en diferentes expresiones, diaspóricas, de lucha de los negros en diversos países como Italia, EEUU, Francia o Gran Bretaña.

El libro supone, además, un impulso al potencial político de una nueva clase de activismo académico.

A fuer de sincero, concluiré señalando que hay alguna expresión que se repite y que a servidor le cruje. Teniendo en cuenta la amplitud de este artículo, dedicaré otro con el fin de aclarar las duda o diferencia-tal vez sea de interpretación- que mantengo con la expresión aludida.

Por Iñaki Urdanibia para Kaosenlared



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