«El arte de no ser gobernados» en LE MONDE DIPLOMATIQUE
Abenduak 20 Ostirala
LIBROS
Giorgio Antonucci. El prejuicio psiquiátrico, Pamplona-Iruñea, Katakrak, 2018, 267 páginas, 18€
Los muros de las prisiones y de los psiquiátricos son opacos para la sociedad no por la altura y el grosor de los mismos sino por la indiferencia con la que esta trata a las miles de personas encerradas en los expedientes con los se las mantienen segregadas de la vida común. Desde las primeras páginas del libro, ya en la introducción de Giuseppe Gozzini, se afirma que este “habla de un tema que no interesa a nadie. No porque el tema no sea interesante, sino porque todos preferimos ignorarlo” (p. 33). Al contrario, este médico italiano asume la tarea de desvelar la forma en la que los actos y pensamientos conflictivos con la estructura del medio social en el que se vive son transformados en actos de locura, de perturbación mental, de desviación psíquica por un aparato ideológico que ha logrado imponerse en la sociedad a través de la psiquiatría. Reconoce que es posible comparar el poder de la palabra de un psiquiatra “con el de un juez” (p. 46), afirma la carencia de contenido científico de la psiquiatría y sostiene una tesis radical y sumamente dura: que la llamada enfermedad mental no es una enfermedad sino el produzco de una intervención autoritaria que realiza el discurso psiquiátrico y cuyas consecuencias fueron, en otros tiempos, el encierro en manicomios y la aplicación de determinados tratamientos violentos y lesivos para el ser humano (eletroshock, inmovilizaciones forzadas con camisas de fuerza y lobotomías), y son –en nuestro tiempo- una vida terapeutizada a través tratamientos con psicofármacos, que reducen la capacidad psíquica y física de los individuos tratados, etc. Antonucci distingue claramente, y así lo advierte a lo largo del libro, entre la enfermedad mental [inexistente] y “las enfermedades del cerebro que corresponden a la neurología” (p. 91).
Estas –sigue diciendo- “son enfermedades reales, que tienen explicación fisiológica, y su cura empieza, precisamente cuando termina la psiquiatría, cuando se supera el prejuicio de la enfermedad mental” (p. 91-92). Esto le lleva a afirmar que aquellos que han visitado el manicomio “no han visto cómo se portan los locos o enfermos mentales, sino cómo se mueven y hablan las personas psiquiatrizadas” (p. 179). Es, pues, el discurso psiquiátrico, sin respaldo de la ciencia, la que produce al enfermo mental. La tesis remite a todo un movimiento que se consolidó alrededor del 68 y cuyas bases cobran hoy día especial importancia al descubrirse nuevos mecanismos de afección y introyección de los conflictos sociales en los cuerpos.
Para sostener estas ideas, Antonucci dedica la mayor parte de este libro a la publicación de historiales médicos de pacientes y a dar cuenta de episodios de su experiencia que no responden “a exigencias autobiográficas, sino al objetivo de llevar al lector a entrar en contacto directo con los acontecimientos” (p. 46). Y, sin embargo, es ahí donde se encuentra el mayor problema de libro: la simple descripción de lostratamientos a que se somete al paciente antes de la intervención de Antonucci, y los resultados que se producen tras la misma no son claramente explicados en términos de causalidad, quedando meramente superpuestos. Es evidente que el libro de Antonucci se escribe en un marco reconocible de luchas antipsiquiátricas que buscan la liberación del paciente. En este sentido, es posible conectar su discurso crítico con otros que han desarrollado más ampliamente los razonamientos que justifican las ideas contenidas en El prejuicio psiquiátrico, pero la lectura única del libro puede dar lugar a equívocos. La historia de Valerio (pp. 149-159) y uno de los textos finales, “La fiesta”, son, tal vez, los más significativos ejemplos en los que se sostiene la denuncia que Antonucci hace con este libro: es la biografía social de los individuos, la represión y el autoritarismo sistémico por la normalización de las conductas, la que explica la segregación a través de la patologización de la mente.
La intervención que hace este libro supone algo más que abrir una confrontación con nuestra tranquila indiferencia ante el orden psiquiátrico: es también la prueba de que cualquier cambio sólo tendrá sentido si se piensa en términos de totalidad, donde se incluya el medio social, las crisis y los conflictos que en el mismo acontecen.
César de Vicente Hernando: http://salayoukali.blogspot.com/