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No está permitido salir de la clase

Crónica y conclusiones del curso Desigualdad Escolar

El pasado 18 de marzo concluyó la segunda edición del curso Desigualdad escolar. Fue la última sesión de un total de cinco. Once si contamos la primera edición, que transcurrió en estas mismas fechas pero en 2023. En la discusión que (se suponía) daría cierre a las citas del grupo, volvimos a la pregunta de partida de nuestras conversaciones: ¿Cuál es la función social de la escuela?

Y la pregunta nos devolvió a una brecha fundamental en la cuestión que nos ocupa: la distancia abierta entre promesa y realidad. Si la promesa de la educación es el desarrollo conjunto de la sociedad y la creación de oportunidades para los individuos, su funcionamiento se parece más al de un sistema de esclusas, de itinerarios estancos funcionales a la perpetuación de las desigualdades sociales. [1]

En la larga sucesión de períodos de crisis e incertidumbre que venimos padeciendo, además, cualquier confianza en lo colectivo retrocede ante la presión del miedo de los distintos estratos sociales a no poder asegurar las condiciones materiales de existencia. El sentido común en tiempo de adversidad bascula hacia el sálvese quién pueda. Si hacemos repaso, en prácticamente todas las citas del curso, tanto de 2023 como de 2024, hemos encontrado ejemplos que apoyan la siguiente hipótesis: en el terreno educativo, la libertad de elección es la cara amable de la segregación social. La diversidad de opciones (privada, concertada y pública, y dentro de esta última los distintos modelos lingüísticos) no genera un abanico de itinerarios escolares equivalentes sino lo que es, en realidad, su contrario: un hojaldre en el que observamos una notable estratificación por renta y capital cultural. [2]

El Estado, según hemos ido comprendiendo, funciona aquí de una manera completamente inesperada. No suspende el funcionamiento del mercado en un sector de interés común como la educación, sino que crea y regula un mercado sui generis, un bazar de opciones que se presentan al consumidor tanto por fuera como por dentro del ámbito de lo público. La baraja incluye tanto la primaria de uniforme en colegio privado británico como educación pública en euskera, desde formación profesional básica para quienes apenas consiguen acabar la secundaria hasta bachilleratos internacionales y de investigación. Cada una de esas cartas condiciona los recorridos formativos y laborales posteriores y, a su vez, el acceso a ellas está condicionado por la renta y la posición social. Son, francamente, cartas marcadas. [3]

Fuera de lo público, decíamos, las distintas administraciones legislan y financian de manera que la escuela privada y concertada puedan seguir funcionando como reserva de las rentas altas y medias-altas en un contexto de profundo retroceso demográfico. Dentro de lo público el mismo proceso de segregación se repite con mecanismos más nuevos y más sutiles dirigidos a la diferenciación y al alejamiento de los sectores empobrecidos. La iniciativa en todos estos desplazamientos de la norma es en muchas ocasiones de las clases medias, que son los estratos sociales que saben formular y sacar adelante sus demandas al Estado. [4] [Fernanda]

Como resultado de todas estas transformaciones, la educación en euskera está en una encrucijada. Es, al mismo tiempo, la vía de realización de un derecho lingüístico históricamente negado y llave de acceso a posiciones de clase media (en especial al empleo público) en proceso de separación progresiva, material y simbólica, de las capas jóvenes del proletariado racializado y migrante. [5] [Salbotx]

En el contexto de una crisis persistente y profunda del modelo de crecimiento y acumulación capitalista se percibe, en definitiva, una crisis del sentido de la educación. ¿Para qué la escuela? Percibimos grandes transformaciones en el mercado de trabajo, mutaciones profundas en el papel del conocimiento.

Las conversaciones del grupo, no obstante, han escapado con insistencia de cualquier deriva catastrofista. Tendencia no es destino, y existen suficientes referentes actuales y ejemplos históricos de prácticas educativas emancipadoras, que hemos repasado para retomar sus desafíos. ¿Qué posibilidades abre esta crisis? ¿Cómo impulsar discursos y prácticas educativas igualitarias? ¿Cómo se formulan y se impulsan demandas proletarias en la escuela? ¿Cómo desplazar la segregación escolar del sentido común e introducir en el debate público y en los centros los intereses formativos de las clases subalternas? [6]

La experiencia del curso nos ha permitido iniciar este debate, pero sentimos la necesidad de ir más allá. Tenemos, por tanto, el gusto de anunciaros que Desigualdad escolar prolonga su actividad, dentro del Centro de Estudios Katakrak, ahora como grupo abierto de investigación, agitación y experimentación educativa. Esta es la conclusión más importante del curso y la queríamos compartir por aquí. Pronto seguiremos informando de las líneas de trabajo que estamos preparando. Si quieres unirte al grupo o tienes cualquier consulta o propuesta que hacernos, escríbenos a ikastaroak@katakrak.net.

[enlaces]
[1] Desigualdad escolar 2023. Sesión 1: Emmanuel Rodríguez y Armando Cuenca
[2] Desigualdad escolar 2023. Sesión 4: Cristina Orio
[3] Desigualdad escolar 2023. Sesión 4: Cristina Orio
[4] Desigualdad escolar 2024. Sesión 1: Fernanda Rodríguez y Armando Cuenca
[5] Desigualdad escolar 2023. Sesión 3: Nora Salbotx
[6] Desigualdad escolar 2024. Sesión 2: Gorka Barguilla



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