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«Historia de las revueltas panafricanas» en KAOS EN LA RED

C.L.R. James, un relato global de la resistencia negra
Por Iñaki Urdanibia
Publicado el 14 Jun, 2021

«Este texto es un intento de dar cuenta y analizar las revueltas negras a lo largo de los siglos: en la época de la esclavitud, en África durante los últimos cincuentas años y en América y las Indias Occidentales en la actualidad»

Cyril Lionel Robert James (Trinidad, 1901 – Londres, 1989), es considerado como pionero de la causa negra y del panafricanismo, al tiempo teórico de un marxismo abierto, democrático e internacionalista, alejado de las tendencias autoritarias impuestas por Stalin y epígonos; podría añadirse a lo dicho su dedicación a las tareas de profesor de temas varios, literatura inglesa, artes y política, y su labor periodística como cronista de cricket . Su relevancia fue de tal amplitud que ha sido calificado como Platón negro, en la medida que coincidía con el griego en la idea de lograr una polis armoniosa, aunque en el caso que nos ocupa más podría hablarse de archipolis o megapolis ya que su propuesta de panafricanismo tendía a superar las fronteras establecidas en una unión de los pueblos negros.

Ahora se publica por la iruindarra Katakrak su obra «Historia de las revueltas panafricanas». Vaya por delante, y es que es de justicia indicarlo, que con respecto a su figura, la introducción del libro que corre a cargo de Robin D-G. Kelley, presenta de manera pormenorizada al militante, al activista, al teórico, mostrando su trayectoria intelectual política, vital. El libro es un crónica de las diferentes muestras de rebeldía de los esclavos que surgieron en África y en el Caribe, sin olvidar los EE.UU.

1789 es una fecha esencial en la medida que los ecos de la revolución francesa y el efecto contagio, supuso la primera revuelta exitosa; esto sucedió en Santo Domingo, a la sazón Saint Domingue, país próspero en el que se recibían 40.000 esclavos al año, siendo un enclave destacado en el terreno del comercio, y en la disputa que se establecía entre diferentes potencias por asegurar su dominación (Francia, Gran Bretaña y España). La combatividad de los negros fue una de las razones fundamentales del éxito, al que ayudaba también el apoyo activo de la Francia revolucionaria. El espíritu republicano, dominante entre los negros, se enfrentaba al monárquico. La lucha era encabezada por las reivindicaciones de la libertad y la igualdad, y liderada por Toussaint de l´Ouverture. Se señala, no obstante, que no todos los negros se unieron a las reivindicaciones francesas sino que algunos permanecieron fieles a los gobernantes españoles. Zona en la que los prejuicios raciales tenía fuerte implantación lo que hacía que los enfrentamientos entre negros y mulatos, amén de los existentes entre blancos y negros. La desgracia de Santo Domingo asomó en la medida en que la revolución en Francia retrocedía lo que supuso que los esclavistas volvieran a campar por sus respetos.

El viaje continua por los antiguos EE.UU., en donde se repitió la misma lógica que en las Indias Occidentales: levantamientos constantes y desorganizados que eran sofocados con relativa facilidad. La potencia hispana, que mantenía su presencia, animaba a los esclavos a levantarse, a lo que había que sumar el ejemplo de Santo Domingo. En las diferentes revueltas, en 1975, 1800, 1801 y 1802, cobrando mayor relevancia la encabezada por el esclavo negro Gabriel, en la que según las estimaciones se movilizaron entre 2000 y 10000 rebeldes. Posteriores movilizaciones como la de Nat Turner, en 1931, fue aplastada, a lo que siguió la ejecución del líder y las posteriores medidas de rígida censura, con el temor latente de que la cosa no fuera única y exclusiva de los negros sino también de los blancos pobres, dándose en los años previos a la Guerra de Secesión, una agitación entre los esclavos que «se extendió a todo el Sur[… aunque los motivos más que en el apoyo de] los blancos pobres del Sur, se debió a las necesidades económicas de los balncos del norte».

Y somos llevados, a continuación a la Guerra de Secesión, destacándose la amplia presencia de la esclavitud en el Sur, y la salvaje política de castigos que se aplicaba, con casos realmente sangrientos como el de Jamaica en donde se descuartizó a 500 negros, no exceptuando a mujeres y niños. Los primeros pasos de rebeldía por parte de los negros eran los de tomar las de Villadiego, léase el norte, creándose redes de apoyo y el célebre Ferrocarril Clandestino que servía para huir, escapando así de la esclavitud; muestras de indocilidad que florecían a pesar de las fuertes recompensas que ofrecían los esclavistas sureños con el fin de evitar tales fugas. El papel motor fue provocado por la transformación económica gradual que hacía que se fuese implantando el modo de producción industria, en base al algodón, de manera especial en el norte, permaneciendo el sur más centrado en la agricultura. No se hicieron ascos por parte de las fuerzas sudistas a la hora de aprovechar la mano de obra negra para levantar construcciones dedicadas a la guerra, ejemplo que con sus más y sus menos e fue imponiendo también en el norte, en donde a pesar de las reticencias de Lincoln, los negros demostraron ser trabajadores cualificados, también los trabajos relacionados con la guerra. Es más , nadie pone en duda que la presencia de negros en los combates fueron esenciales en la victoria. La cuestión de la tierra fue una cuestión no tenida en cuenta, al impedir que los negros se apoderasen de las tierras, como había sucedido en otros lugares y momentos, como en la revolución francesa o el la Rusia, tras la llegada de los bolcheviques ( la tierra para el que la trabaja) pues anteriormente Kerensky se resistía a entregarlas. En los EE.UU. Los prejuicios racistas eran de tal amplitud que tales medidas no fueron tomadas; son presentadas también los casos en los que se otorgaron puestos de responsabilidad a los negros, que a pesar de las leyendas urbanas, no destacaron en la corrupción con sus pares blancos; y que supusieron en algunos Estados del sur, la adopción de medidas progresistas en lo que hace a la educación, a la prohibición de castigos, y el respeto a los principios de no discriminación, y James lo señala ya que juzga que ha de ser recordado: « la política de un pueblo pobre y atrasado que buscaba establecer una comunidad en la que todos, blancos y negros, pudieran vivir en armonía y libertad».

A continuación vamos de la mano del avezado guía a la reserva de esclavos en que habían convertido África las potencias colonialistas, y a la revueltas que allá se dieron. Cifras cantan, tanto en lo que hace al tráfico, como al territorio en manos de europeos y las variaciones que fueron desde una décima parte, hasta quedar en una décima parte para los africanos, variación provocada por la intensa disputa entre las diferentes potencias: se presenta también los dos tipos de colonización: uno, en la que reinaba el latrocinio y los requisitos para los negros que necesitaban de pases para caminar por ciertas zonas y a ciertas horas, y el reclutamiento forzoso de negros para los trabajos más duros, como el de las minas. Ejemplos de ello: Sudáfrica y el Congo; el otro, no marcaba tantas separaciones, ya que los colonos eran fundamentalmente funcionarios, misioneros o técnicos, siendo los negros sirvientes…Se ven los usos, más bien abusos, de los colonizadores franceses y belgas, y se da repaso a diferentes países, “viejas colonias”: Sierra Leona, Gambia, Nigeria y se habla de diferentes movilizaciones de campesinos, marino y mujeres y las represión que sobre ellos se cebó. Igualmente se dedica espacio a las revueltas impulsadas por diferentes religiones en “nuevas colonias”, como las realizadas en el Congo y convocadas por un clérigo que llamaba a luchar contra otras iglesias …el auge de las agitaciones se cargaban en el haber de “agentes de Moscú”, etc.

Se pasa en el capítulo quinto a presentar a Marcus Garvey. Entre 1919 y 1926, en el mismo momento en que los nativos sudafricanos se organizan, en EE.UU. Se da un movimiento similar entre los negros, movilización de una gran amplitud que fue conocido como el Movimiento Garvey. Momento en que se pone al orden del día las cuestiones relacionadas sobre el color de la piel, acompañadas de los aspectos sociales y políticos, la conciencia del orugen común africano y los llamamientos a la solidaridad internacional, «mostrando el fuego que arde en el mundo negro, tanto en América como en África».

El último capítulo del libro, El movimiento negro en los últimos años, es completado por un epílogo escrito en 1969, Historia de las revueltas panafricanas: un resumen (1939-1969), que centra su mirada en la lucha por los derechos civiles en EE.UU., en los conflictos obreros en las islas del caribe y en los procesos de descolonización de África, proponiendo cierto balance con respecto a las políticas de nos nuevos regímenes guineanos, zambianos o tanzanos, elogiando a este último dirigido por Nyerere al que considera el mayor logro en el terreno de las revueltas negras.

Obviamente James no era profeta y las cosas no se desarrollaron como el pensaba y deseaba, la fecha de publicación de la obra es 1938 y el epilogo que abarca los años posteriores vio la luz en 1969, lo que no quita para que en estos tiempos de postcolonialismo en los que la cuestión racial está al rojo vivo, el panorama que trazaba el militante, sirve al menos para constatar que donde hay opresión, hay resistencia y que allá en donde a los negros se les nieguen la libertad y sus derechos, su rebelión surgirá de una u otra forma, lejos de la imagen dócil que de ellos se ha dado, «golpeándose los africanos contra los barrotes en aras de una mayor libertad», a lo que se ha de sumar aquello que dijese Marx de que la liberación de los oprimidos y explotados sería obra de ellos mismos, en caso contrario asomaran los pretendidos salvadores que no harán sino usurpar los logros de las luchas, erigiéndose en poseedores de la verdad; tampoco es baladí el acento puesto en que las luchas por la emancipación no vienen en exclusiva del proletariado industrial sino que hay otras capas de la población, por ejemplo los campesinos, que en muchas de las luchas que se presentan jugaron un papel primordial. .



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