Allí creció Murau, contra Wolfsegg tuvo que desarrollarse y de allí hubo de huir. Ahora, instalado en Roma, se ve obligado a volver tras el fallecimiento de sus padres y su hermano en un accidente de automóvil. El rechazo del lugar más detestado le hace comprender, no obstante, la necesidad de superar ese odio corrosivo.

Quizá pueda curarse escribiendo sobre Wolf-segg, el lugar sobre el que ahora le ha tocado poner orden, y esos apuntes llevarán el título de Extinción. Su único objetivo es aniquilar el tema del que se ocupan, dejar sin raíz ni sentido todos los significados de la palabra Wolfsegg.

La crítica ha dicho...
«Hay escritores horribles, malos, pasables, buenos y excelentes. Los hay incluso, geniales. Pero también hay otros en los que su calidad es un asunto secundario, aunque sin duda se les reconozca. Son los escritores que crean adicción [...]. De esos autores se lee todo y se quiere siempre más [...] Para mí, como para mucha otra gente de toda Europa, Thomas Bernhard ha sido el penúltimo escritor de esta índole.»
Javier Marías

«Una intensidad sostenida impresionante [...]. Bernhard arremete contra el mundo moderno a través de la voz de Murau.»
Chicago Tribune

«No todos los lunáticos delirantes son unos genios. A muchos se los denomina así, pero pocos son los elegidos. Es un club bastante exclusivo, pero Bernhard ha logrado entrar [...]. Como en el caso de Swift, Bernhard escribe como si fuera un monstruo sagrado [...]. Es un artista literario notable: un hombre que llega a los extremos en formas que revitalizan nuestro sentido de las capacidades humanas, por destructivas que estas sean.»
The Wall Street Journal

«Extrañamente conmovedor [...]. Un tipo de escritura muy original que se asemeja a unos patrones musicales, a sus variaciones y su recapitulación [...]. Todo un logro de la narrativa, fino y convincente.»
The Washington Times

«La particular cima de Extinción radica en su representación de una conciencia en funcionamiento: Murau puede ser débil, admirable, reprensible o malvado, pero su mente, como es evidente en cada página, parece absolutamente fiel a la vida.»
Washington Post Book World