¿Puede pensar una máquina?
9,95 €
BEZa barne
Badugu
¿Puede pensar una máquina?
ISBN | 978-84-8367-385-0 |
---|---|
Orriak | 96 |
Urtea | 2012 |
Argitaletxea | Krk |
Saila | Ciencia |
En 1947 Alan M. Turing pronunció una conferencia ante un auditorio compuesto en su mayor parte por miembros del National Physical Laboratory de Londres en la que intentaba responder a la vieja y controvertida pregunta ¿Puede pensar una máquina?.
Lo expuesto en ese acto apareció publicado tres años más tarde en Mind ?una importante revista de filosofía británica? y es lo que ofrecemos aquí al lector en su traducción castellana. Este texto se convirtió enseguida en uno de los escritos fundacionales de la lógica informática y la inteligencia artificial, al presentar las líneas generales por las que debería discurrir una respuesta...
precisa y manejable (aunque no indiscutible) a la pregunta formulada.
Se trata del famoso Test de Turing, una prueba para decidir si una máquina es inteligente (o ?piensa?). Para ello Turing diseñó un juego de imitación en el que participan una máquina y seres humanos; podemos decir que una máquina piensa si un ser humano que se comunica con la máquina y con otros seres humanos no logra distinguir cuando su interlocutor es una máquina y cuando un humano.
Una ?máquina de Turing? como la que participa en el juego, es un dispositivo ideal de cálculo, capaz de resolver una función computable ?una función cuya solución es susceptible de ser obtenida por un procedimiento mecánico? .
Pero lo más significativo es que Turing demostró que hay una máquina peculiar ?la máquina universal de Turing? en la que se puede representar cualquier máquina que sea capaz de computar una función particular. De acuerdo con esto, una máquina universal de Turing sería una especie de sistema operativo en el que se implementan diferentes programas (máquinas de Turing especiales), un poco a la manera en que nos es familiar en los ordenadores personales. La denominada ?metáfora del ordenador? como modelo capaz de simular la mente humana y, por ende, el pensar, tiene aquí su fuente.