Un solete
Irailak 02 Astelehena
Un libro muy importante y necesario, en torno a las condiciones materiales que reproducen el patriarcado a la vez que son consecuencia de éste. Propone un programa para la modificación de esas condiciones. No voy a intentar reproducir lo que dice Pazos, leedla, sino a comentar lo que me inspira. El eje conductor de esas condiciones materiales es la división sexual del trabajo (DST) por la que las tareas de cuidado son asignadas a las mujeres, mientras que, según tiempo y lugar, en el resto de las funciones sociales el papel de las mujeres puede ser variable pero subordinado al de los hombres y a la tarea principal asignada. La subvaloración social de las funciones consideradas "propias" de mujeres, a veces en - cubierta tras hipócritas elogios de la maternidad y los cuidados, es inevitable en tanto y en cuanto que tales funciones no sean de las mujeres, de los hombres y de las instituciones sociales colectivas. Y la consideración social de los cuidados como tarea de la especie y de sus instituciones sólo avanza en la medida en que, gracias a las luchas de las mujeres, se va haciendo experiencia de ello. La transformación mental y cultural, la tarea pedagógica, son necesarias y se materializan en fuerza social para cambiar el estado de cosas, pero esa fuerza debe servir para ir transformando las condiciones materiales, pues, si no se logra, la dominación masculina pervive y pueden esfumarse los avances en el imaginario social.
Encontramos en Pazos una crítica a las "políticas de conciliación" y al en foque "familiarista". Ya he cha la experiencia de ellas, no han facilitado la plena equiparación de las mujeres en lo laboral y las funciones públicas, lo que es imposible sin implicación igual de los hombres y de políticas públicas en los cuidados, sino, por el contrario, facilitado que puedan seguir siendo las "cuidadoras" de la especie, tanto si se integran en el mercado laboral como si no lo hacen. Frente a la "conciliación", toca igualdad entre mujeres y hombres y compromiso social.
Polémica es su clara distinción entre los dos principales sistemas de dominación que se cruzan en nuestro tiempo: patriarcado y capitalismo. Ni son la misma cosa ni uno es consecuencia de otro, aunque se interrelacionan y re fuerzan. En la lucha contra ellos se forjan alianzas, pero eso no disuelve la especifidad de los objetivos, de los ritmos de transformación, de las/los sujetos y de las relaciones de privilegio y dominación propias de cada sistema.
Hubo un tiempo en que las reivindicaciones democráticas (para hombres) y las reivindicaciones obreras avanzaron más deprisa que las reivindicaciones feministas. Hoy quizá las reivindicaciones feministas podrían a van zar más rápido que otras reivindicaciones sociales, porque se están ge nerando y reforzando relaciones de solidaridad entre las mujeres, mientras que las viejas formas de solidaridad "de clase", en las que las mujeres también eran hechas subalternas, se diluyen sin que aún se perfile su necesaria reconstrucción orgánica. Y porque en estos momentos una sociedad sin patriarcado es más imaginable, más fácil de concebir, que una sociedad sin capitalismo tras el fracaso -con su cuota de horrorde las vías estatalistas y totalitarias y por la aún escasa y necesaria experiencia práctica en las vías autogestionarias.