Un solete

La semana pasada nos llamaron para anunciarnos que nos habían dado un solete. Sí, de la guía de la conocida marca de gasolinas donde trabaja, dicen, Josu Jon Imaz. No era él, por suerte o por desgracia. Era una chica muy agradable que lo primero que preguntó es qué tal nos sentíamos con el galardón. Dijimos que bien, claro, qué vas a decir. Luego lo hablamos en la cocina y nos gustaría haber respondido otras cosas, pero así sin prepararlo nos salió la cortesía. Lo siguiente por parte de nuestra interlocutora fueron amables sugerencias: nos podéis mencionar en redes; os enviamos unas imágenes para que las pongáis en vuestra web; tenéis también las claves para actualizar el contenido en la plataforma de la guía… Agradecimientos cruzados, felicitaciones, fin de la llamada. Volvimos a preparar lasañas de bacalao y galletas de chocolate, entre risas. Comentamos la noticia hasta el final del día. Nos guardamos el mail con los logos y las enhorabuenas de recuerdo. Ahí están bien. Mientras tanto, se nos ocurrieron unos cuantos libros que sí representan la comida que queremos: territorio, temporadas, gente que trabaja. Y cuanto menos petróleo mejor.