Esas vidas
14,00 €
BEZa barne
Eskuragarri 4-5 egunetan
Esas vidas
ISBN | 978-84-92616-11-4 |
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Orriak | 152 |
Urtea | 2015 |
Argitaletxea | Montesinos |
Saila | Narrativa Española |
Ricardo Senabre. El Cultural:
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Con más de una docena de títulos en su haber, el valenciano Alfons Cervera (1947) continúa siendo un autor de minorías, poco dado a la exhibición y a la publicidad. Pero lo que importa es que se trata de un magnífico escritor, y es una lástima que su obra, escrita como con sordina y de espaldas a los grandes circuitos, no sea tan conocida como merece. Esas vidas es un relato de naturaleza inclasificable, donde los recuerdos personales -estimulados en este caso por la muerte reciente de la madre- van unidos a lejanas evocaciones familiares, intentos de aclarar puntos oscuros del pasado, confesiones literarias y una continua y recurrente meditatio mortis en la que se adivinan afinidades con espíritus diversos y hasta dispares, como Stendhal, Cioran o Rafael Chirles, en unas páginas impregnadas de literatura. Mientras asiste a un congreso en Grenoble, el autor recuerda a su madre recién muerta, y los planos del pasado y del presente, del paisaje familiar y de la lluvia que cae sobre la ciudad francesa, de los familiares lejanos y de los congresistas, se mezclan y se funden sin cesar, en una disposición de secuencias breves que, siendo inevitablemente narrativa, recuerda a menudo, con sus anáforas y reiteraciones, ciertas estructuras poemáticas, e incluso deja fluir en algún momento caudalosamente el discurso (págs. 77-79), liberado ya de la puntuación y sometido tan sólo al vaivén caprichoso de los pensamientos. Claro está que gran parte del material utilizado es real -aunque la selección de elementos y su disposición en el texto constituyen manipulaciones e interferencias que permitirían poner en duda la fidelidad de la narración a una realidad objetiva incuestionable-, pero esto es casi una constante en la obra de Cervera, que siempre bordea la frontera entre la novela y la crónica, entre la invención y el memorialismo. La realidad y lo que inventamos no tienen por qué ser diferentes, afirma este narrador-cronista (pág. 40). O bien: Los recuerdos tienen algo de ficción, de un paradójico despotismo que anula cualquier posibilidad de desvelar en la evocación sus ángulos oscuros (pág. 55).
A la luz de reflexiones como éstas, pueden leerse las páginas de Esas vidas -un recuento de recuerdos cruzados, según la caracterización del autor (p. 117)- como relato verídico, pero también como una narración donde lo decisivo no es su grado de veracidad, su mayor o menor ajuste a unos hechos sucedidos, sino la hondura de las sensaciones, la maestría en el entrecruzamiento de súbitas analogías que traspasan el tiempo y el espacio, la limpieza de una prosa que traduce los diversos estados de ánimo, con una sintaxis que va desde los períodos amplios a los puros enunciados nominales, como chispazos de impresiones que se yuxtaponen, y siempre en busca de la expresión inesperada, imprevisible. En unas pocas líneas: Los armarios escondían manchas de sombra [␣] Los años se han acumulado en sus paredes y hay una huella líquida y oscura a cada puerta que abres con cautela. La vida se quedó pegada al polvo y a la arrogancia insana de las moscas (p. 34). Aquí no hay nada vulgar y ramplón, sino literatura de buena ley, para leer y paladear despacio.